viernes, 27 de agosto de 2010

YO TENGO UN SAPO QUE SE LLAMA PEPE

La ciudad de Nogoyá es, al igual que una gran cantidad de ciudades del interior de Entre Ríos, una ciudad no-fundada. O sea, en criollo: nunca hubo un ñato que vino y dijo “acá fundo Nogoyá”. La tradición y la historia oficial cuentan que la ciudad se fue armando alrededor de la capilla allá por finales del siglo XVIII. Es por eso que la ciudad de Nogoyá tiene como fecha de fundación el día 16 de Julio 1782, que en el santoral católico corresponde a la festividad de Nuestra Señora del Carmen, advocación mariana a la que el cura de la época, padre Fernando Andrés Quiroga y Taboada consagró la capilla. El crecimiento como ciudad siempre estuvo ligado al crecimiento de la devoción mariana que hasta el día de hoy se manifiesta de manera elocuente, siendo la fiesta de devoción popular más grande de la provincia de Entre Ríos. De hecho el verdadero nombre de la ciudad es Carmen de Nogoyá.
Hasta acá la historia.
Sin embargo, en los últimos años ha tomado fuerza y hasta cierto “corpus” de verdad revelada una particular leyenda que sostiene que, en la plaza central de la ciudad de Nogoyá hay enterrado un sapo, y que, si algún forastero lo pisa en la visita por el pueblo, mágicamente decide instalarse para siempre en la ciudad. Esa historia conocida popularmente como “La leyenda del Sapo” se ha ido institucionalizando sostenidamente, llegando a ser la figura del sapo que ilustra el post la mascota oficial de la fiesta popular (lo de popular está en discusión) más importante que tiene la ciudad: La Fiesta Provincial de la Guitarra. La historia del sapito de la plaza se ha popularizado con asombrosa rapidez, aunque no existe una versión definitiva respecto al verdadero motivo por el cuál el batracio tuvo como última morada la Plaza Libertad. Algunos sostienen que tiene que ver con una cuestión de polleras (haciendo honor a la tesis dolinesca de que todo lo que hace un hombre es para levantarse minas) y otra que estaría relacionado con una supuesta competencia entre Nogoyá y El Pueblito allá por los inicios del siglo XX. Hoy, cuando un contingente de turistas visita la Plaza Libertad se le incluye dentro del recorrido la famosa historia del sapo, la cuál cuanta con status de historia oficial y ha pasado a formar parte de nuestra imaginería popular y de nuestra identidad como ciudad, tanto como la Virgen de Carmen o el Arroyo, teniendo incluso una canción propia que forma parte del repertorio folklórico popular de nuestra ciudad.
Hasta aquí la leyenda.
Ahora bien, investigando un poco más, resulta que la famosa leyenda del sapo no tiene antecedentes históricos. No aparece en ningún registro de que eso alguna vez haya pasado. En español, estamos promocionando una mentira y hemos adoptado una mentira como parte de nuestra identidad como ciudad. No existe una sola mención a la famosa leyenda del sapo en los libro de historia oficial o en periódicos y/o registros de la época. Un antecedente dónde puede verse algo parecido a lo que posteriormente derivó en la famosa leyenda es (atenti) una canción infantil que decía en sus versos “Caraballo mato un gallo y en la plaza lo enterro; y el gallo salió gritando ‘Caraballo me mató’”. El Caraballo que menciona la canción era un linyera (vagabundo, croto, homeless) que vivió en la ciudad hace unas cuántas décadas. Según las fuentes consultadas, la primera referencia que existe respecto a la leyenda aparece para los festejos de los 190º años de la ciudad (1972) y su origen se encuentra enmarcado dentro de una disputa política entre los responsables civiles del gobierno de facto en esos años en Nogoyá, de profundo tinte anticlerical; y surge como una especie de respuesta cívica y hasta simpática al “origen religioso” de la ciudad. O sea, nunca nadie escuchó hablar de la famosa leyenda, ningún historiador o diario de época tomo registro de la misma hasta entrada la década del ‘70. De cómo se propagó en 30 - 35 años pasando ser parte del imaginario popular y de ser tomado como un “hecho histórico” puede responder tanto a la capacidad de lobby y calidad de contactos de los establishment que se encargó de inventar ésta historia como a la necesidad de tener algo medianamente interesante para contarle a un australiano que por esas cosas de la vida se hace un tiro hasta estas latitudes.
Lo que resulta muy paradójico en todo esto es la figura del animal propiamente dicho: el sapo. Las personas conocedoras de las prácticas de curanderismo afirman que el sapo es un animal que se usa habitualmente para hacer un “trabajo” destinado a propiciar el mal a otro. Lo paradójico es que en este caso se ha interpretado como un bien para la ciudad.
Si uno se pone a pensar más concienzudamente al respecto, si uno pisa el sapo y se queda en Nogoyá por arte de hechicería le estas cagando la vida. Uno se imagina un tipo nacido en New York que por casualidad viene y pisa el supuesto sapo, se queda en la ciudad para siempre y se muere de incomprensión y de embole.
Esta leyenda (falsa por donde se la mire) convive en Nogoyá junto a otras leyendas urbanas, como la de Elvis que continúa vivo y habita en el Barrio Sur o que Daniel Koch es un agente del Mosad. Aunque falsa, es usada para promocionar la ciudad y llevar incautos turistas a que visiten la plaza.


miércoles, 25 de agosto de 2010

PROXIMAMENTE

Se viene un post pesado. Si no me rajan del pueblo o me tratan como a un leproso en la época de Shisuscraist que no valga. Les aviso. Mañana lo subo cuando tenga la data.
Abrazo de gol


miércoles, 18 de agosto de 2010

GPS

Nogoyá, es cuna de poetas, escritores, músicos y artistas de gran calidad y reconocimiento. Cuna de políticos y pensadores brillantes y de grandes deportistas. Pese a todo ello, sigue siendo una ciudad que bien tiene ganada la calificación de chota. Una ciudad que se encuentra a mitad de camino entre la aldea y la urbe; que no sabe si quiere ser Los Andariegos del Litoral o Los Beatles. Una ciudad en la que hay 14 radios de frecuencia modulada (FM Euro, Radio La Voz, FM Radio Siglo XXI, Sentidos FM, FM Esperanza, Radio Sol 99.9, FM Identidad, FM Ciudad, FM del Sol - O Vida, la ex 103.9 -, FM Nogoyá, Antena 1, FM Aposento Alto, Radio Latina y una repetidora de Radio María), o sea 1 radio cada 2.150 habitantes; pero no hay ni una sola librería que se dedique a vender exclusivamente libros (y no artículos de oficina y algún libro cada tanto); y lo que es más lamentable, si sumas la calidad de los programas de toooooodas las radios no armas la programación de 2 radios como la gente. Una ciudad dónde existe una cantidad fabulosa de tiendas (y sus mutaciones como boutique, pilchería, ropería), pero ninguna sala de cine, o peor aún ningún video-club (o dvd club para los que no conocen el VHS) que alquile películas originales, aunque algunos se promocionen como tal. Una ciudad dónde últimamente se han multiplicado las peluquerías y donde conseguir algo tan simple como un ejemplar de una revista que no tiene mucha salida (Revista La Cosa) es una tarea casi imposible. Una ciudad dónde es más fácil sacar la quiniela a que un cajero de un banco te atienda con buena cara. Una ciudad que debe tener el mayor índice de “periodistas” por habitante del planeta, pero contrariamente a lo que dictan las tendencias, ninguno usa twitter. Una ciudad que se autoproclama profundamente mariana y devota, devoción que se ve manifestada sólo 9 días al año, el resto del tiempo se evapora con la misma facilidad con la que llega. Una ciudad que tiene el peor servicio de televisión por cable de la galaxia (otra que el monopolio Clarín) y que encima “chupa” las señales de Directv. En síntesis, una ciudad redondamente chota.
De esa ciudad, nacido y criado, vengo yo. Y trato con todas mis fuerza de desentonar. Espero no morir en el intento y contarles como me va en el camino.

sábado, 14 de agosto de 2010

PROBANDO

Estoy metiendo este primer post como prueba, para ver que onda. Un abrazo de gol.

Mañana posteo algo posta cuando tenga algo interadante para decir.